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jueves, 30 de octubre de 2008

De donde casi todos venimos...




















Llegado este punto, creo necesario reflexionar sobre los orígenes de mi pasión por el baloncesto, que ha rozado la locura en algunos momentos de mi vida, y he dirigido mi pensamiento hacia el doctor. El Dr.J, por supuesto. Ha sido él la mayor influencia y el origen de los males de muchos adolescentes en los ochenta, que queríamos el pelo a lo "afro", la camiseta de los Nets, con sus barras y estrellas, y el balón tricolor. Ha sido él el causante de que intentásemos agarrar el balón con una mano (cosa harto difícil), hasta que nos dolían los dedos, y parecían separarse de los nudillos. También es el responsable de que nos pasáramos la vida saltando por la calle y con pesos en los tobillos, sujetos con velcro, para intentar emular sus proezas.



No pretendo ahora hablar de sus estadísticas, ni sus números, pero este miembro del salón de la fama de la NBA lo ha sido todo en el baloncesto, y quedarán en nuestra retina los partidos de los Sixers de Philadelphia, junto a otras dos leyendas, Maurice Cheeks y Moses Malone. Cómo olvidar el imparable goteo de sudor, resbalando por el inmenso cuerpo de éste último en los tiros libres, después de levantarse las gafas, por supuesto.

Dentro del capítulo de curiosidades y anécdotas, y en especial a los más jóvenes, (que creen que Glen "Doc" Rivers es el entrenador de los Boston Celtics, y no un jugador de Atlanta Hawks), comentarles que el mote "Doc" procede de éste hombre, pues era un acérrimo seguidor de Julius Erving, y no se sacaba su camiseta de encima en ningún momento.

Nuestro gurú Trecet dijo de él que tenía "unas manos tan grandes como su corazón", y creo que representa bastante bien el sentir popular hacia este mito del baloncesto, cuyo carisma entusiasmó a jugadores como Michael Jordan, que se declaraba abiertamente fan suyo, y le enseñó movimientos que él se encargó de mantener vivos en el tiempo.

Me vienen a la cabeza momentos como el mate ante Cooper, de los Lakers, o el mate desde la línea de tiros libres. Hoy todo el mundo lo hace en los concursos, pero él fue el primero; de hecho, él fue el inventor del concurso en sí mismo, y cuántos buenos ratos hemos pasado viendo concursos de mates.

En fin, siguiendo con mi afán de mantener vivos en nuestras materias grises a todos estos grandes maestros, os recomiendo que veais el siguiente vídeo, porque cada vez que veis una jugada a aro pasado en línea de fondo, o un mate desde la línea de tiros libres, estáis viendo a Julius Erving, aunque muchos de los jóvenes lectores de mi blog ni siquiera lo sepan.






3 comentarios:

  1. Precioso, espectacular. Menudo blog te estás currando.

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  2. Impresionante. Mira que yo nunca he sido mucho de Erving (me reservo para la entrada que sin duda dedicarás a las estrellas de los Tar Heels en los 80), pero sólo recuerdo el recuerdo del Doctor me trae automáticamente una sonrisa.

    Un abrazo

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  3. Buenísimo Gitano! Muy currao y cada vez más! Y gracias por el enlace, ya te pondré yo otro. Un abrazo y sigue así.

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