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jueves, 19 de marzo de 2009

Memoria de jóvenes airados

De vez en cuando me encuentro con alguno de mis ex-compañeros de equipo. Siempre es un placer, y para ellos va esta entrada. Es increíble la complicidad que existe entre viejos amigos y compañeros de equipo. Con sólo una mirada, o un gesto, sabemos lo que queremos decir. Tenemos una especie de comunicación interna, que nos indica que aunque hayan pasado los años y hayamos perdido el contacto, seguimos siendo amigos, y una llamada tuya bastará para sanarme. Para vosotros va el vídeo clip que cuelgo a continuación. Es lo último de Loquillo, ex-jugador de baloncesto, pero rockero de profesión. Me gusta especialmente porque cuando echamos la vista atrás, y nos vemos a nosotros mismos jugando a basket, no nos imaginábamos ni por un momento que terminaríamos así. Una maravilla ver a Solozábal, Epi, Jiménez, juntos de nuevo, y conservando parte de aquella elegancia de jugadores de baloncesto que hizo que muchos intentáramos imitarlos.(El que tuvo, retuvo).

Hoy en día, de aquel equipo de chavales al que suelo llamar "MI EQUIPO" han salido ingenieros, informáticos, banqueros (o bancarios, mejor dicho), padres de familia, músicos, operarios, e incluso algún jugador de baloncesto. Digo lo de incluso, porque siempre hay la excepción que confirma la regla.

En fin, espero que algún día podamos organizar una cena, pero con partidillo previo, para ponernos al día de nuestras andanzas por la vida, que la vida no es sólo trabajo, y también hay que disfrutar.

Hasta entonces.

martes, 17 de marzo de 2009

showtime

Hoy,en lugar de hablar de un jugador en concreto, voy a recordar a todo un equipo, los Lakers de los ochenta. Un equipo que nos enseñó cosas importantes como el juego colectivo y la diversión en la cancha, como la lucha en defensa, y el tirarse en plancha para recuperar balones. Un equipo que supo reinventar el juego, e instaurar una nueva forma de jugar, más alegre, más divertida, pero no exenta de sacrificio y trabajo.

Ellos implantaron una serie de modas en la juventud de la época, como la gomina y las chaquetas de Pat "pata de gallo" Riley (como diría nuestro amigo Barney:"ponte traje"),las gafas para hacer deporte, las medias hasta las rodillas, y las muñequeras en los antebrazos, totalmente inútiles para la práctica del baloncesto, pero en aquella época "molaban".

Los que tuvimos la suerte de aprender de ellos, soñábamos con ser algún día jugadores de los Lakers, y nos sabíamos la alineación de memoria, esto es, James Worthy, Byron Scot, Kareem, Magic, Cooper, AC Green, y nos conocíamos hasta los ilustres, como Bob McAdoo, Kurt Rambis, o Mike Smrek.

Buscábamos entre nuestros compañeros de "cole" a ver quién se parecía más a cada uno de los jugadores, e imitábamos sus movimientos. Intentábamos los pases de Magic sin mirar una y otra vez, el Skyhook de Kareem, los contraataques de Worthy o Scott, e incluso aprendimos con Michael Cooper lo que era la defensa con D mayúscula. (Dfense, que dirían los que inventaron esto).

Si os fijáis, era un equipo que tenía de todo. El mejor defensor de la liga, el mejor pívot, uno de los mejores pasadores, un cuatro poderoso en el rebote, escoltas con buen tiro exterior, y un entrenador capaz de conseguir que sus jugadores se diviertan en la cancha. Y por encima de todo, un líder. Magic Johnson, que supo ejercer su rol en el momento adecuado, después de que el gran Kareem le cediese el testigo, con un respeto absoluto a su predecesor en el cargo, y a todos sus compañeros y rivales. Supo dejar a un lado sus números personales por el bien del equipo, y prefería siempre una asistencia a una canasta, difícil de ver hoy en día.

Un entrenador me dijo una vez que si conseguia una asistencia, conseguía tres cosas, que mi compañero anotase, que mi compañero estuviese contento por mejorar sus números, y mi satisfacción personal por el trabajo bien hecho. Para conseguir un equipo con mayúsculas, como el que hoy homenajeamos, tiene que haber alguien con esa filosofía de baloncesto. Pensad en ello.