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domingo, 12 de abril de 2009

Papá, ¿porqué eres entrenador?



Esa es la pregunta que más temo en estos momentos. Voy a ser padre próximamente, y cuando me la haga, no sabré que contestar. Intentaré adelantarme, y tener los deberes hechos para cuando suceda (que sucederá), y tener una buena respuesta preparada. Desde luego, le diré, no por el dinero. Nunca he jugado por dinero, ni entrenar tampoco. Además, en categorías de base sería ridículo.
A estas alturas de la temporada, mi equipo no tiene por qué luchar, muchos jugadores se han rendido antes de tiempo y quizás no sea el mejor momento de intentar responder, pero aún así lo haré.

La emoción que se siente desde un banquillo es lo más parecido a jugar baloncesto que se puede sentir. Ves los movimientos de los rivales, los problemas físicos y psicológicos (sobre todo éstos) de tus jugadores, las tácticas que se desarrollan, los imprevistos que van surgiendo, las canastas inverosímiles y jugadas perfectas.
Los golpes que reciben tus pupilos duelen como propios, y el cansancio también aprieta, pero un único movimiento bien hecho de ese jugador que nunca falta a entrenar, que intenta mejorar diariamente, y que te reconoce señalándote con el dedo vale toda una temporada.

Admiro a muchos entrenadores, los veo sufrir con su equipo, dejarse la garganta, y casi la piel en cada partido, mucho más que muchos de sus jugadores, y pienso que sin ellos no lo hubiera intentado siquiera.

Tengo una formación en trabajo en equipo gracias a ésto, y ningún libro podrá enseñarme más que la práctica diaria del basket. Dentro de una cancha de baloncesto, me siento como Mowgli, el protagonista de "El libro de la selva", ya que cuando se juegan los momentos importantes de un partido..."la fuerza de la manada es el lobo, y la fuerza del lobo, la manada".

No sé si he hecho lo que debía, ahora ya no me preocupa, y es una pregunta que nunca obtendrá respuesta, pues son muchos los factores que influyen en la creación de un equipo con mayúsculas, pero lo que sí sé a ciencia cierta, es que lo he hecho, parafraseando a Sinatra, "a mi manera".

Piensas todo el día en mejorar, no duermes bien, porque te preocupa algún jugador en concreto, tienes horas de desplazamiento por delante, justo en el fin de semana, tras una semana dura de trabajo, y además hay que madrugar para los partidos.
No te hacen caso los jugadores, a veces te tratan mal, y hay que aleccionarlos duramente; discutes con ellos, poniendo a prueba tu infinita paciencia, y a veces, estallas.

Estallas en gritos de rabia, de impotencia, de énfasis para que te hagan caso, para que se den cuenta que quieres ganar por ellos, que quieres que jueguen bien por ellos, que quieres que sepan lo que es un equipo por ellos, y que dedicas tanto de tu tiempo libre por y para ellos.

Y sin quererlo siquiera, he dado con la respuesta a la pregunta inicial,por ellos.

5 comentarios:

  1. Grande Valen, grande.
    Canción incluida

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  2. brais
    que grande valentin
    a partir de aora te señalare mas cuando me salga algo de lo mucho que me enseñaste.jeje
    el otro dia en foz te perdiste un contrataque con amago de pase por la espalda

    un abrazo

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  3. Muchas gracias, espero ver muchas más cosas y disfrutar viéndote jugar en EBA pronto.

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  4. Gran artículo, yo no voy a ser padre pero comparto completamente tus ideas y pensamientos, y eso que solo tengo 21 añitos jajaja.

    Supongo que no me conocerás, aunque cuando era cadete de 2º año estuviste apunto de entrenarme, aunque al final nos entrenaron Pablo y Ariana.

    Un saludo y enhorabuena por tu blog.

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  5. Pues todavía no te tengo controlado, pero bueno...espero que nos conozcamos pronto, y gracias por tu comentario. A ver si entre todos conseguimos que el baloncesto en Ferrol vuelva a ser un poquito mejor.
    Un abrazo.

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